
Hace unos días se hacía viral la noticia de que la Galería Marlborough, clave en el panorama artístico nacional e internacional cerrará sus puertas después de 78 años. Hasta el 25 de mayo se podrá ver en su sede madrileña las últimas tres exposiciones que acogerá este espacio.
Tras el cierre de la Galería Juana de Aizpuru, una de las fundadoras de ARCO, llega la triste noticia de que la Galería Marlborough creada por Frank Lloyd cerrará su sede no únicamente de Madrid sino también la de Nueva York, Londres o Barcelona. Como un jarro de agua fría sentaría la noticia en la inauguración de las nuevas muestras que se podrán ver en este espacio. De manera inesperada se da el fin de una galería que ha representado a lo largo de su historia artistas de gran nivel como Jackson Pollock, Lucian Freud y otros españoles como Juan Genovés o Antonio López. Todas las obras que posee la galería serán vendidas alcanzando la estratosférica cifra de 230 millones de los cuales gran parte de ellos serán donados a organizaciones relacionadas con el mundo del arte contemporáneo.

Alfonso Albacete es el encargado de realizar la última exposición individual que albergará esta galería en Madrid. Uno de los personajes que más veces ha expuesto en esta sala es el encargado de darle su adiós. El carácter nostálgico de sus pinturas acompaña a la perfección la situación ante la que nos encontramos, de una manera evidentemente casual. Muestra su taller, un espacio íntimo, personal, en una galería que durante tantos años ha sido su segunda casa. Crea puntos de unión en torno a todas las imágenes que presenta, para crear una especie de rompecabezas, la que podría ser una historia de su vida. Cada persona, cada objeto, cada lugar, cada distancia se encuentra milimétricamente calculada consiguiendo contar algo sobre él, lo cual le da nombre a la exposición: P. L. O. D. (Personas, Lugares, Objetos, Distancias…). Fiel a su estilo alcanza todos sus propósitos y conecta con el espectador sin discursos complejos o divagaciones, sino presentándoles una realidad directa, personal y entrañable.
La imposibilidad de darle una última exposición a cada uno de los artistas que son representados por la galería hace que se les haya buscado un pequeño espacio de la galería. En Apenas una furtiva especie de viva cosa fugaz chanta chirlo voltaquín, saltariando se le consigue dar voz a otros artistas representados por la Galería como Rita Ponce de León o Luis Gordillo. Un espacio en el que se muestran ideas difusas a las que se trata de encontrar puntos en común de manera forzada, lo cual termina consiguiendo, pero no termina de convencer. Funciona mejor como una recopilación de obras de gran calidad y como un homenaje a una serie de artistas que como una reflexión en torno a ciertos conceptos que plantea como la espontaneidad. Ideas que si alcanzan algunas de las obras, pero loas cuales salen desfavorecidas en el momento en el que se colocan en una balanza conceptual.

La tercera exposición que se presenta es la realizada por los artistas Guillermo Mora y Ángela de la Cruz con el nombre Sala de espera. Dos artistas totalmente desconocidos el uno para el otro , dos mundos totalmente distintos que consigue unir el arte en una misma sala. Es una maravilla ver como sus obras dialogan estableciendo diferencias y similitudes retándose entre ellas y moviéndose en torno a conceptos diferentes. Obras que a pesar de su complejidad y de la necesidad aparente de que se presente su trasfondo lanzan un mensaje propio. La experimentación cromática y espacial de ambos es la que permite una profunda conexión con el espacio creando una simbiosis perfecta.
Se esfuma un trocito de la Historia del Arte contemporáneo y del panorama galerístico mundial con su cierre. Se despide a lo grande de Madrid y del mundo dejando un legado que ha sido inolvidable. No significa un punto final sino un punto y seguido haciendo que muchas otras galerías cobren mayor relevancia dejando paso a nuevas generaciones. No muere, porque seguro que el vacío que ha dejado en el mundo del arte consigue llenarse con el entusiasmo y la ambición de otra galería dispuesta a resucitar este espacio con proyecto de la misma o mayor ambición que los de Marlborough, aunque resulte complicado.
Alejandro Bellanco Guerrero