El hiperrealismo de la realidad de una mujer del siglo XX

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El Museo Thyssen-Bornemisza acoge la primera exposición monográfica de Isabel Quintanilla, una de las figuras más importantes del arte contemporáneo español.

Se puede visitar hasta el próximo 2 de junio la muestra en la planta baja del museo con el nombre: El realismo íntimo de Isabel Quintanilla.

Reflexionar antes de admirar, recapacitar antes de elogiar. El Museo Thyssen-Bornemisza ha vuelto a llevar a cabo un ejercicio de sensibilización y concienciación. Si hace unos meses, la institución daba un vuelco al sistema patriarcal de la Historia del Arte con su exposición: Maestras, ahora alberga en el mismo espacio la primera gran retrospectiva de una mujer española en nuestro país. Retrospectiva prometida a la artista tan solo un año antes de morir en 2017 y que no se ha hecho realidad hasta 2024. Una artista que pensaba que era imposible vivir de la pintura a mediados del S.XX siendo mujer y que hoy por fin, aunque no pueda verlo, recibe el homenaje que se merece.

Figura del hiperrealismo en el panorama nacional e internacional, que aun a día de hoy sigue sin gozar de un catálogo razonado. Obras que se encontraban perdidas, en paradero desconocido o de la cuales sus propios hijos desconocían su existencia. Este es el motivo, por el que hay que poner en valor el encomiable e incansable esfuerzo de la comisaria Leticia de Cos durante estos años. Recupera de esta manera un cacho perdido de la historia de España y reivindica la figura de Isabel Quintanilla, eclipsada por otras figuras reconocidas del hiperrealismo como Antonio López y su marido Francisco López. 

Con esta exposición se ofrece un recorrido pausado y tranquilo a través de elementos cotidianos repletos de belleza. Recorre las distintas temáticas artísticas que ha ido tratando a lo largo de su vida sin perder en ningún momento su sentido lineal y cronológico que acostumbra a presentar este tipo de exposiciones monográficas. Cada una de las salas ayuda a comprender la realidad de la artista, las distintas fases de su vida y la realidad social de la mujer española desde mediados del S.XX hasta inicios del S.XXI. Una mujer que tuvo que salir de España para poder triunfar y vender su obra, motivo por el cual la mayoría de sus cuadros hoy se encuentran en Alemania. 

Las flores, como los claveles y los pensamientos, son uno de sus grandes amores desde sus primeros cuadros hasta el final de sus días. Elementos propios de la iconografía y de le estética española llenan sus cuadros, como por ejemplo los vasos Duralex. Aun así, se observa una profunda evolución temática a lo largo de sus obras, ya que a nivel pictórico se mantuvo siempre fiel al movimiento del hiperrealismo. Unos inicios donde reflejaba su realidad más próxima, su propia casa. Una fuente que puede parecer escasa de inspiración, pero que dentro de su cabeza resultaba inagotable. Su estudio y experimentación con las perspectivas y los efectos lumínicos hacen que cualquier rincón de su casa pudiera convertirse en miles de cuadros. Recupera de esta manera algunas de las ideas propias del impresionismo para trasladarlas a sus cuadros. Obras únicas, que a pesar de su simplicidad, consiguen arrastrarnos al mundo de la artista, ayudando a comprender sus sentimientos.

A nivel técnico, resulta admirable su calidad no únicamente para plasmar la consecución del realismo. Destaca también su maestría a la hora de utilizar otros materiales artísticos como el lápiz, consiguiendo todo tipo de texturas y matices en sus composiciones. No se encasilla únicamente en la pintura de interior, sino que a finales del S.XX decide salir para pintar las grandes ciudades que recorre, las cuales siempre observa desde la distancia, alejada de la gente. Retrata también su jardín y los paisajes que visita, recibiendo especial inspiración por el libro: El Jarama, novela de Rafael Sánchez Ferlosio. Citas de este libro acompañan a lo largo de toda la exposición las obras de Isabel, complementándolas a la perfección tanto en su contenido como en su simbolismo.

Brotan de los cuadros emociones y sentimientos que se alejan de los valores del hiperrealismo, el cual destaca por su fuerte objetividad. Isabel Quintanilla, consigue mediante la asociación de ciertos elementos a su vida personal mostrarnos su realidad más íntima. Ejemplo claro de ello, es la obra Homenaje a mi madre en la que muestra mediante elementos cotidianos sentimientos tan profundos como el amor. 

La exposición consigue abarcar lo inabarcable. No solamente explora en profundidad cada una de las facetas propias del realismo íntimo de Isabel Quintanilla. Consigue otorgar un pequeño espacio a alguna de sus compañeras, las cuales a pesar de destacar en el movimiento del realismo español también han sido olvidadas. María Moreno, Amalia Avia y Esperanza Parada también se encuentran presentes en la exposición, mostrando otros puntos de vista para comprender este movimiento.

La muestra es un triunfo, no consigue únicamente reivindicar la figura de una artista olvidada sino marcar un precedente. Un antes y un después en la visibilización de grandes artistas de nuestra historia que aún tenemos que descubrir. Una muestra completa que resulta bastante práctica para que el espectador salga del museo conociendo un poco más sobre Isabel Quintanilla. El objetivo de la exposición era dar a conocer a una artista desconocida en la Historia del Arte español, y sin ningún tipo de duda lo consigue. 

Alejandro Bellanco Guerrero

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