
Isabel Iturriaga Gomes
Quedan pocos días para que acabe la exposición Maestras, que el Museo Nacional Thyssen Bornemisza alberga desde el 31 de octubre de 2023.
Ha recibido numerosas visitas y se ha escrito mucho sobre ella, si todavía no has ido, tienes hasta el 4 de febrero. Te cuento un poco de que va por si las dudas sobre ir a verla aún te invaden.
Tras tres años trabajando en esta exposición, el Thyssen ha conseguido generar un homenaje a las mujeres artistas gracias a la reunión de excelentes obras provenientes de préstamos internacionales de gran complejidad. Según afirma Guillermo Solana, el director artístico del museo, años atrás se había iniciado en la institución un proceso de redefinición feminista, y esta exposición es un acontecimiento clave para este proyecto de transformación.
Gracias al apoyo de la Comunidad de Madrid, y el patrocinio de Carolina Herrera, esta exposición ha sido posible, y, también, por la importante labor de la comisaria Rocío de la Villa, fundadora de la Asociación de Mujeres en las Artes Visuales, muy comprometida con la teoría y práctica artística feminista.

Se trata de una muestra que rescata obras de mujeres artistas que hasta hace bien poco estaban cogiendo polvo en sus almacenes. Sin embargo, actualmente la mayoría de ellas, gracias a la lucha vigente desde hace tiempo por darlas a conocer y el reclamo de la sociedad por acercarse a ellas, son piezas muy valiosas en los museos donde se encuentran, lo que hace más difícil conseguir esos préstamos, elevando así el valor de esta exposición.
El discurso androcentrista de la Historia del Arte, creado por y para hombres, ha sido el culpable de que estas mujeres hayan quedado en el olvido, a pesar de que muchas de ellas fueran reconocidas y exitosas en su tiempo. Se ha dado por válido un canon en el que las mujeres aparecen como modelos, como objetos, no como sujetos creadores, y de ser incluida alguna de ellas, siempre han sido meras excepciones. A pesar de la gran calidad de estas obras, criterio el cual debería primar en el discurso, han sido silenciadas y enterradas, construyendo una Historia del Arte Occidental canónica que deslegitima cualquier otra visión.
La historiografía feminista está poniendo en duda estos discursos culturales hegemónicos, discursos que también son escritos por los museos, instituciones poderosas que dotan de legitimidad y dan el adjetivo valioso a toda obra que exponen. Gracias a estas revisiones del canon están apareciendo nuevos temas y puntos de vista que investigar y difundir, y esta exposición es uno de los comienzos para transformar el canon, ya que aún queda mucho por hacer.

Un recorrido de ocho salas en las que el color violeta te acompaña mientras disfrutas de un conjunto de casi cien obras de 70 maestras que se incluyen en un marco cronológico desde el siglo XVI hasta el XX. Donde resuenan nombres como Artemisia Gentileschi, Angelica Kauffmann, Clara Peeters, Mary Cassatt, Berthe Morisot, María Blanchard, Sonia Delaunay o Maruja Mallo. Muchas de ellas reconocidas gracias al trabajo de recuperación de sus obras, otras desconocidas para la mayoría, y otras mostradas de forma inédita en España.
La primera sala, Sorodidad I. La causa delle donne, alude a una lucha iniciada por las mujeres desde finales del siglo XIV por acceder al conocimiento y por avanzar hacia un mundo donde los derechos de la mujer les sean concedidos. Por ello hay obras que simbolizan el triunfo de la mujer sobre la violencia de género y los abusos a las mujeres en esta época. Resaltando el tema de Judith y Holofernes, también tratado por hombres, pero con una mirada más erótica que en el caso de las artistas se transforma en una actitud de empoderamiento.

A continuación, en respuesta al empeño de los hombres por que las mujeres pintaran flores como un género menor surge Botánicas, conocedoras de maravillas, donde se nos muestran bodegones y naturalezas muertas llenas de detalle y minuciosidad. Le sigue la sala de Ilustradas y académicas, que refleja los momentos de la Ilustración en los que las mujeres empezaron a ser mecenas y a participar activamente en el debate cultural.
Orientalismo y costumbrismo es la cuarta sala, que expone temas muy populares en el siglo XIX en plena época colonial, y en el que las mujeres también participaron. Después, Trabajos, cuidados, que muestra a mujeres trabajadoras en un periodo en el que las reivindicaciones feministas están presentes, entre el siglo XIX y principios del XX.
Otra sala es Nuevas maternidades, donde vemos la visión femenina sobre la maternidad, no reflejada hasta finales del siglo XIX. Cuadros llenos de sensibilidad, de amor, cariño, pero también un agotamiento palpable en sus rostros. Sororidad II. Complicidadesnos desvela escenas de ocio, de amistad y de amor entre mujeres, dándonos paso a la última sala, llamada Emancipadas, que nos ubica a principios del siglo XX, cuando hubo un distanciamiento de la cultura patriarcal y las mujeres comenzaron a adentrarse en círculos artísticos y a conseguir más libertades, continuando las luchas que iniciaron las artistas siglos atrás.
Una exposición con un discurso que saca a relucir las obras de artistas mujeres de los centros hegemónicos, reuniendo a artistas de Estados Unidos y Europa, a excepción de una obra de Frida Kahlo. Todavía quedan muchas cosas por cambiar, como generar discursos bajo perspectiva decolonial, o fomentar la difusión de temas nuevos sobre la perspectiva de género. Maestras no deja de ser un punto de partida, un comienzo que te invita a disfrutar y a reflexionar, no te quedes sin presenciar el inicio de esta importante transformación.

Isabel Iturriaga Gomes