
El museo La Neomudéjar acoge del siete de marzo al veintiocho de mayo la exposición Conectando arte y política a través del ojo del coleccionista, una exposición colectiva, donde se muestra el crucial papel que desempeña el coleccionista en la captura y reflexión de los cambios sociales y políticos.
Esta exposición apuesta por colecciones de arte contemporáneo con un discurso político en el que se explora no solo el potencial crítico, descriptivo o interpretativo de las obras sino el potencial del arte para trascender lo político. Con esto encontramos que el arte tiene también la capacidad de alterar comprensiones, percepciones e incluso los marcos discursivos de la sociedad, en tanto que es en esta donde se negocia, entre muchas otras cosas, la esfera política. Así, esta exposición, tiene la misión de encontrar los lazos que unen la política con el arte y cómo esto nos puede remitir a una nueva manera de comprender la organización, resolución o toma de decisiones dentro de esta esfera. Para esto será crucial la figura del coleccionista que, aunque generalmente se encuentra en la sombra, tiene aquí un papel central debido a la importancia de su agencia a la hora de dar a conocer al resto las obras que acaban construyendo las formas de entender la vida social y la vida política de nuestro tiempo.
Entre todos los artistas de esta exposición encontramos a uno que destaca sobre los demás: Lluís Barba, artista barcelonés, ocupa gran parte de la exposición y consigue captar la atención del espectador especialmente mediante su colección Travellers in time. Esta se caracteriza por la superposición de imágenes actuales, especialmente de la cultura popular del momento, sobre obras clásicas. El artista define su obra como una plataforma privilegiada para abordar temas como el desequilibrio entre la opulencia y la pobreza; la cultura y la ignorancia, el aislamiento, el consumo masivo y la pérdida diaria de identidad. Además, es particularmente interesante cómo Barba emplea elementos de la realidad capturados con su cámara, sacados de internet o de otros medios para crear nuevas realidades conceptuales en su obra. Utiliza personajes y símbolos, tanto contemporáneos como históricos, para transmitir su mensaje de manera irónica y crear relaciones entre diferentes tipos de personajes y obras de arte para desafiar estereotipos y desmitificar imágenes asociadas con la agresividad y el consumismo.

The final Judgement. Michelangelo Buonarotti
En este texto nos centraremos en su obra: The Final Judgement. Michelangelo Buonarotti. 2019. Diasec. Esta obra, coge como referencia el Juicio Final de Miguel Ángel, obra que representa el Apocalipsis de San Juan y que tiene a Jesucristo como protagonista. En esta obra se representa a un Cristo enfadado separando a los justos de los pecadores. Así, en la composición del cuadro encontramos que a la izquierda se sitúan los que ascienden al cielo y a la derecha los que descienden a los infiernos. Es un cuadro cargado de imágenes y multitudes que se amontonan en una situación caótica, algo que en el clasicismo era poco común. Es quizá eso lo que hizo que Lluís Barba escogiese este fresco para añadir a nuestros característicos personajes de la actualidad, una actualidad que sí percibimos como caótica y agobiante. La obra de Barba parece mantener la distinción entre el bien y el mal, aunque las figuras se vuelven difusas. A la izquierda, representación del bien, encontramos mujeres disfrazadas de ángeles, al papa Francisco, niños en situación de pobreza, mujeres desnudas e incluso al crítico de arte Fernando Castro, mientras que a la derecha encontramos figuras políticas como Putin o Trump, así como a la viuda negra de Marvel, mujeres besándose entre ellas, etc. Dejando fuera la simbología de cada imagen particular parece que aquí lo fundamental se encuentra en la importancia de la imagen en sí misma en una sociedad hipermediatizada.
En un mundo saturado de imágenes digitales, donde la pantalla se ha convertido en el principal medio de percepción y comunicación, los artistas contemporáneos se enfrentan al desafío de reflexionar sobre el impacto de este fenómeno en nuestra percepción de la realidad y la construcción de identidades. En este contexto, la obra de Lluís Barba emerge como un fascinante campo de estudio para reflexionar acerca de cómo la cultura de la pantalla moldea nuestras percepciones y relaciones sociales y políticas. Hito Steyerl, artista multidisciplinar, cuestiona esta misma cuestión en Los condenados de la pantalla donde se plantea que «es necesario rastrear qué nuevas formas de alienación han surgido en este contexto y cuál es el destino de la práctica y la imaginación política cuando las utopías y deseos colectivos se han desplazado a las pantallas». De este modo, la obra de Barba nos insta a enfrentarnos y reflexionar acerca del constante flujo de imágenes generado por el capitalismo de la información, no simplemente como representaciones estáticas, sino como fragmentos del mundo que no solo participan en su creación y modificación, sino que también están sujetos a sus leyes y dinámicas.
En el deslumbrante laberinto de imágenes contemporáneas que es la obra de Lluís Barba, su pieza «The Final Judgement», se alza como un faro de reflexión sobre la complejidad de las imágenes en nuestra era. A través de la yuxtaposición de lo clásico y lo contemporáneo, Barba nos invita a cuestionar no solo la dicotomía entre el bien y el mal, sino también la naturaleza misma de nuestra percepción y comprensión del mundo en el contexto de una sociedad saturada de imágenes. Es en este juego de referencias históricas y culturales, donde encontramos un espacio de diálogo entre el pasado y el presente, entre la tradición y la vanguardia y donde las imágenes se entrelazan para crear nuevas narrativas y significados. Así, al contemplar la obra de Barba, nos enfrentamos no solo al flujo constante de imágenes, sino también a la urgencia de interrogar su poder transformador y su influencia en la construcción de nuestra realidad colectiva.

Sofía Martínez Arcila