La trampa social en nuestra vida

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Tramposo. Juan Moreno. Oleo y acrílico sobre tabla. 50×70 cm
Instagram: @jjuantastico
Juan Moreno, alumno de último curso de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, presenta uno de sus últimos proyectos, el tramposo, configurado dentro de una serie artística llamada “parque”. Desde un primer análisis es una obra con una atmósfera a lo collage, dando una ambientación real y caricaturesca, en pocas palabras es un trabajo con mucha personalidad y lleno simbolismo. 

Compositivamente, es una pintura armónica que sabe entrelazar todas las figuras para crear un conjunto moderado pero con mucha profundidad. Realmente, el hecho de no tener tanta presencia de elementos, hace que el fondo trascienda y se convierta en parte clave para entender la narrativa de la obra. En sí, logra componer una historia ingeniosa donde utiliza diferentes figuras como los niños, el fondo de Pocoyo y el personaje de Disney (Goofy) para acentuar el ambiente infantil que combina de manera impactante con los retratos de los adultos. Por ello, todos los elementos propuestos se encuentran dentro de un rango limpio y ordenado, tienen su sitio y significado, consiguiendo crear una doble órbita entre el corro principal de personajes y  los elementos de la naturaleza. 

Lo más interesante es que es una obra inspirada en tratar temas tan contrapuestos, como la infantilización y la violencia a través de lo pueril y el cuchillo, respectivamente. Dos términos, que pueden parecer distintos, pero a priori se ligan a través del tiempo. Porque toda parte infantil se cae a pedazos por el juego de la vida, un juego donde todos estamos condenados a competir para sobrevivir. Cada uno utiliza sus armas como la falsedad de la sonrisa y la silenciosa violencia para ganar esa competencia. Un juego donde hay participantes de todas las edades y círculos sociales que tienen que aprender las reglas, para aguantar todo el tiempo posible en la partida, es decir, vivir en sociedad. 

Por ello, Juan Moreno retrata de manera exacta el contexto actual, donde la sociedad está sumida en la falsedad de un juego de niños y adultos. Una sociedad en la que la parte teórica es magnífica, pero en la práctica es equívoca, por la corrupción y falta de recursos. Esta obra explora muy bien el escenario político y social donde te lanzan promesas que nunca se van a cumplir, juegan con tu inocencia, tus proyectos y sueños para acuchillarte por la espalda con el filo del engaño. De tal manera, el tramposo quiere enfatizar esta situación, recrea un  juego clásico infantil (corro de la patata) en un fondo blanco, que representa ese vacío e inocencia de la mente colectiva, que es fácil de controlar, por aquellos que crean las leyes y gobiernan en sus áreas. Estos reyes sin corona saben dirigir las líneas de la vigilancia y control mediante el engaño violento y la sutil mentira. Se observa con claridad en la representación de la figura de “Goofy”, un dibujo animado destinado a la diversión de los más pequeños, muestra una identidad infantil y sin malicia, pero solo es una máscara. Porque ese disfraz de Disney es la piel artificial que consigue engañar y persuadir a los niños, en este caso a nosotros. Somos controlados como marionetas por aquellos que controlan el arte de la mentira, y si no consiguen cazarte, utiliza la instigación del cuchillo para mantenerte en tu lugar y apretar las tuercas de los grilletes. 

En definitiva, es una obra magnífica desde un ángulo de la contraposición y de contar la realidad social. Consigue con creces trasladar la estética real y crítica del collage a un soporte artístico, clavando una idea de forma básica, poética y violenta. El artista conoce bien qué quiere plantear y cómo hacerlo sutilmente, dando señales de la infantilización y poniendo el foco en el cuchillo, para crear una atmósfera atrapante que te hace recorrer la mirada a través de la unión de las manos para dar vueltas, en un círculo vicioso para acabar conociendo el destino del engaño global. Porque está claro que toda la vida es un juego, desde pequeño aprendes a jugar con todas las reglas o ganas sin ellas.

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