El pasado 16 de enero se inauguró en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro Gran Friso de Miguel Ángel Tornero. Una idea arriesgada, pero que se conjuga a la perfección. Cuando lo anunciaron pensaba que lo querían cubrir al más puro estilo de Christo y Jeanne-Claude el icónico edificio madrileño construido por Velázquez Bosco en 1887. Un acto que habría podido ser calificado de barbarie y aberración, a pesar de la calidad del artista y su trayectoria. La obra, por el contrario, deja visible la estructura principal. En vez de colocar la típica lona de restauración que trata de imitar el edificio de una manera cutre para intentar no decepcionar al turista consigue aportar algo nuevo. No resta, no elimina su aura, si no que suma generando una nueva visión de lo cotidiano, de la esencia madrileña. Cómo dice el propio artista llevar las pequeñas cosas a un lugar grande.
Un proyecto que gestó apenas en un par de meses como indica el director del MNCARS que ha estado detrás de toda esta idea. Ante la imposibilidad de mostrar una gran exposición en su interior debido a las obras de restauración del edificio decide llevarla a cabo en el exterior sin romper con su idea principal. En vez de privar a los visitantes de disfrutar del arte ha seleccionado al artista más adecuado de todo el panorama artístico español para ejecutar este proyecto.
A pesar de que ya lo ha dicho en varias ocasiones y que se dejase ver por la Galería Juan Silió con esta obra se confirma que Manuel Segade estuvo en la exposición del artista Las cosas(bodegón falaz). En la gran lona no solo continúa con la misma estética que ya planteó en el Apertura Madrid Gallery Weekend, si no que también se muestran algunas imágenes que ya se pudieron ver, pero ampliadas. Lleva a la esfera de lo íntimo, de lo pequeño al ámbito público, a lo grandioso, dándole el lugar que se merece.
Una imagen que se adapta a la perfección no solo a su icónica ubicación en el Parque del Retiro, si no a una ciudad que se siente representada por sus imágenes. Un bodegón representativo que podía haber sido el foco de todas las críticas pero que se convertirá con el paso del tiempo en un elemento difícil de olvidar cuando el edificio del S.XIX vuelva a albergar exposiciones en su interior.
