Fátima de Juan (@fatimadejuan). Del grafiti al lienzo, una travesía creativa

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En la efervescente intersección entre el grafiti callejero y el arte contemporáneo, Fátima de Juan (Palma de Mallorca, 1984) nos cuenta cómo ha trazado su propio camino creativo.

Desde las calles donde el spray danzaba en murales coloridos hasta los lienzos de gran tamaño que albergan su mundo interior, Fátima, conocida como Xena durante su etapa grafitera, ha forjado una identidad auténtica.


El Trayecto del Grafiti al Lienzo:

Fátima comparte que su incursión en el mundo del grafiti fue un proceso orgánico, una “respuesta a la necesidad de expresión y búsqueda de identidad”. Este viaje la condujo a pintar por la satisfacción personal, desafiando las expectativas y abrazando una visión altruista del arte. En el ámbito del arte contemporáneo, ha enfrentado la percepción de su obra, que fusiona elementos del grafiti y la ilustración, en contraste con las influencias académicas de algunos de sus compañeros contemporáneos. Sin embargo, su brújula siempre ha sido interna, pintando para sí misma y encontrando el valor en el proceso más que en la respuesta externa; “te haces a ti misma, se trata de abrir camino y hacerlo tuyo a cada paso”

Sobre su primera exposición en solitario, indica que antes de que Óscar Florit (L21 Gallery) pusiera el ojo en ella, ya había hecho exposiciones, instalaciones…” en un contexto más “underground”. Sin embargo, fue él quien le animó a que probara con el gran formato, justo con la llegada del Covid-19. Sin trabajo de diseño gráfico (que es a lo que se dedicaba hasta entonces), tuvo el tiempo de centrarse en lo que le gustaba realmente, la pintura.

Recuerda su primera exposición en una galería “en mayúsculas”. Para ella ver sus lienzos conviviendo en un espacio arquitectónico tan grande e imponente, fuera del ruido y el caos del estudio, marcó un antes y un después… “todo cobra un sentido diferente una nueva dimensión. Disfrutas de las piezas y de los espacios en blanco por igual, se generan ritmos y pausas, como si una melodía se tratara”.

Reconocimiento Internacional y el Mercado del Arte:

En cuanto a la recepción de su obra, Fátima señala que, a veces, se requiere el reconocimiento internacional para ser valorada en su propia tierra. Destaca la importancia de mantener la integridad artística, no cediendo ante las demandas del mercado y

guiándose por una línea de trabajo honesta y personal. En este contexto, aborda el perfil diverso de los compradores de sus obras, desde aquellos que aprecian genuinamente su arte hasta aquellos que lo ven como una inversión, una perspectiva que a ella “le disgusta”, pero sabe que no puede controlar.

Explorando Nuevos Horizontes:

Fátima reflexiona sobre su pasada incursión en la creación de prendas y cómo esa etapa forma parte de su evolución. Aunque no descarta volver a explorar esa faceta, “ahora haría una locura, algo nuevo, de alta costura, que yo me lo gozara como un proyecto personal que me adentrase en lo desconocido y que planteara un nuevo desafío para mí”. Además, nos comentaba que actualmente se centra en la creación de piezas únicas y especiales, disfrutando del proceso creativo y abrazando la singularidad.

Por otro lado, en su exposición de 2017 “Ghetto Witches” presentó algunas piezas cerámicas. Sobre ello decía que “me encanta la cerámica, modelar con las manos, es algo que en algún momento quiero retomar. Disfrutas a tope, como una niña”. Pero a veces, dice, no tiene tiempo para todo lo que quiere, y está muy centrada en la pintura.

La Evolución Temática de su Obra:

Su imaginario está compuesto de mujeres, animales, lo tropical y lo tierno, y siempre ha sido así. Sin embargo, cuando le pedimos que describa su obra en la actualidad nos dice que, en su evolución más reciente, se sumerge en la regresión a lo primitivo, destacando su obsesión actual por las plantas y los animales. Describe su enfoque actual basado en la reducción de su producción y la ampliación de la contemplación, abrazando la lentitud y conectando con la naturaleza y la mujer ancestral, “algo que nos cuesta mucho en un mundo hiper productivo”.

En este sentido, la mujer que plasma en su obra es un “alter ego”. Su inspiración proviene de las mujeres que conoce, de la vida cotidiana, de sus amigas… “es una especie de diosa a la que rezo todos los días”. Se trata, nos dice, de darle forma a la mujer que quieres ser, algo que hace de manera inconsciente y casi sin plantearse.

El color también es una parte fundamental en su producción; siendo una artista colorista que encuentra en los colores una herramienta para cambiar el ánimo. Aunque, en ocasiones, ha recibido críticas por su estilo colorista, pero, de nuevo, subraya que pinta para que le guste a ella.

Todo ello conforma su lenguaje; “a veces me pongo a pintar, y cuando termino un cuadro descubro que he conseguido plasmar aquello para lo que no tenía palabras”.

Sobre las técnicas que emplea nos cuenta que usa principalmente el aerógrafo, los sprays y el acrílico. ¿El motivo? La inmediatez, algo que posiblemente haya heredado de pintar en la calle. Aunque ha probado con otras técnicas, esta es la única que le permite empezar algo, que se seque deprisa, y seguir pintando. Es más orgánico, más inmediato y más intenso, si se alarga demasiado me aburro en el proceso, creo que hay un tiempo creativo y hay que respetarlo, no hay que forzarlo o alargarlo más de la cuenta con cada pieza.

Desafíos de la Era Digital y Técnicas Artísticas:

Al abordar su presencia en Instagram, Fátima reconoce la dualidad de esta plataforma como una herramienta para conectar con otros artistas, pero también como una fuente constante de comparación y desvinculación con uno mismo. Aunque ella lo hace por trabajo, cada vez le cuesta más; está en su estudio, y disfruta de las cosas, y eso le lleva a no tener la necesidad de tener aprobación externa.

Acerca de los prejuicios que han existido entorno al grafiti Fátima indica que “es estúpido criminalizar una disciplina porque no todo el mundo la entienda, el grafiti tiene un lenguaje y unos códigos propios. Es normal que hayan salido tantos artistas del grafiti. Ha sido cuna de muchos creadores inquietos, que no encajaban en lo académico y buscaban la expresión y la experimentación a través de una vía más autodidacta, alejada de la norma y que han vivido su primera toma de contacto con el arte a través de un spray, yo la primera”.

Cuando le preguntamos por tres artistas mujeres cuya obra nos recomiende indica que “ahora mismo hay referentes, pero cuando empecé en el grafiti era terrible”. Es algo que influía en su día a día, en la relación con sus hobbies. Pocos referentes femeninos, y los que había eran de fuera de Palma. Estaba en un mundo de hombres, “un mansplaining del copón”. Nos cuenta que comenzó pintando con su hermana, se pudieron apoyar la una a la otra en un espacio que compartían con sus “colegas chicos”.

Fátima nos recomienda la obra de Sydnie Jiménez (@syddd.viciouss), Ana Benaroya (@anabenaroya) y Miju Lee (@mijuleee).

Ecos Creativos: voces femeninas en el arte. Entrevista de Marta Prados Martín

Fotografías en las que aparece la artista: Ángel de Juan

Fotografías de obra: cortesía de la Galería L21

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