
Estampa 2024, en el pabellón 5 de Ifema (Madrid), del 17 al 20 de octubre.
Parece inevitable comparar Estampa con ARCO y es el comentario que se oye entre los asistentes: “Me gusta más Estampa que ARCO”. La principal razón es la facilidad en el acceso al recinto, el espacio expositivo más reducido y más fácil de recorrer, la asistencia de artistas y la capacidad de interactuar sin prisas, sin esperas, sin problemas de aparcamiento, de manera más familiar y con la cercanía que tanto se echa en falta en ARCO.
También es mucho más eficaz para los profesionales, para los galeristas por los precios mucho más asequibles, para los artistas por el contacto directo con el público que les da pie a explicar su obra poner en marcha la deseable retroalimentación que eleva el arte a comunicación (no únicamente a expresión) y para los críticos por la posibilidad de conversar y reflexionar en los más aproximado a una foto fija del arte español actual.

Esta 32ª cita de otoño que ha contado con la participación de casi 100 galerías es el auténtico escaparate del arte español actual donde se encuentran las propuestas de más de mil artistas entre los que hay jóvenes emergentes y expertos con décadas creando a sus espaldas.

La feria empezó como el gran escaparate del grabado español con precios mucho más asequibles que los de la pintura y la escultura donde también participaban empresas de venta de material, como la de papel artesanal Eskulan. Desde hace años, el grabado prácticamente no está presente y el nombre ha cambiado a Feria de Arte Contemporáneo olvidando sus inicios. Pero este cambio sí considero que mantiene el espíritu de accesibilidad a todos los públicos por la variedad de precios puesto que se pueden encontrar desde las pequeñas esculturas de 900 euros de Iván Gómez en White Lab o la obra gráfica de Belin por 500 en el stand de María Porto y David Bardia hasta un dibujo de Picasso por 80 000 euros en Roger Viñuela.

Contando con la imposibilidad de establecer criterios reduccionistas ni taxativos debido a la gran variedad de técnicas que proporcionan los nuevos materiales, el acúmulo de tendencias a estas alturas de la Edad Contemporánea y la tendencia personalista, hay algunas tendencias plásticas que se mantienen, reinterpretan y cobran fuerza últimamente.

Una de ellas tiene que ver con el Arte Pop y el Arte Urbano, con la adopción de personajes icónicos de animación como Hello Kitty y Snoopy (Nono Raminhos en Nuno Sacramento y Lucha de Gigantes, y Mico Rabuñal en Aurora Vigil-Escalera Galería de Arte), o la utilización de las características formales del arte urbano sobre lienzo enmarcado o la escultura. Una (re)interpretación que va desde Warhol a los artistas que promocionó, como Basquiat, que va del contorno y color plano del arte publicitario comercial al Art Brut y el grafiti, en definitiva, una reinterpretación del arte neoyorquino de las décadas de los 60 a los 80 del siglo pasado (Daniel Nuño en Yusto / Giner, y Okuda en María Porto y David Bardía).

Siguiendo esa estela temporal ser recurre al arte comprometido de transformación social: feminista (Bianca Nguema en Sergi Sánchez y la obra colectiva de platos de cerámica expuesta en RoFa Projects, etc.), antirracista (Juan Manuel Fernández Pinedo en Pigment Gallery) y antiespecista (Rafael Bestard en Galería Contrast, Annette Schock y Roberto López Martín en DDR Art Gallery). En estas tendencias los simbolismos son el nexo y la plástica el punto diferenciador, puesto que se encuentran cuadros de muy diversos estilos de lo matérico al hiperrealismo, siempre con el trasfondo de vanguardia social.

No falta tampoco obra de tendencia onírica surrealista (Leo Caillard en Galería One), otra que tiene como base la expresión desde el exceso de la textura, tanto figurativa como abstracta (Elena Gual en Arma Gallery y Marcos Tamargo en Rodrigo Juarranz, respectivamente) y la que experimenta con nuevos materiales o con la utilización novedosa de otros ya conocidos. La innovación destaca especialmente en la escultura (Alejandro Monge en Punts Gallery y Noemí Iglesias en Espacio Líquido+La Gran). Tengo que destacar las propuestas de nuevos tratamientos de materiales tradicionales que aportan las artistas expuestas en el stand de España Artesana, Asociación Contemporánea de artes y oficios.

Al margen de estas tendencias tendencias se encuentran dos artistas de larga trayectoria, Ovejero y Platero en Montsequi Galllery. Otros como Juan Gopar en Álvaro Alcázar, Álvaro Torroba en María Porto y David Baldía, Pablo Milicua en Luis Burgos, Jun Martínez en galería Leyendecker, Paula Valdeón en galería Artizar, brillan por su calidad. Martí Moreno ha presentado en Anto Arte una espectacular cabeza formada por tuercas soldadas, pintadas y galvanizadas con una silla en su interior y arena en el suelo, con un sentido simbólico, conceptual y que traslada el habitual punto de vista exterior de la escultura del exterior al interior, un artista que promete tener un gran recorrido.

Además de las galerías citadas es obligado hacer referencia a los magníficos stands de Blanca Berlín / Tamara Kreisler y Max Estrella, sin dejar de lado a los artistas consagrados como Soledad Sevilla, Juan Uslé, Antonio Saura, Tàpies, Picasso, Dalí, Benjamín Palencia, Chillida, etc., en galerías como Havet Gallery, Fernández-Braso, Mayoral, Benlliure, Helga de Alvear, Roger Viñuela y Jorge Juan.

Este año, además, se ha rendido homenaje a Alberto García-Alix, fotógrafo que obtuvo su fama en época de La Movida madrileña quien en los dos últimos años ha tenido una labor incesante realizando 10 exposiciones, tres en 2023 y siete en lo que llevamos de 2024, entre las que destacan las series Fantasías del Prado e Irreductibles, que han recorrido España de sur a norte y de este a oeste, además de estar presentes en Francia, Eslovaquia, Austria y Hungría.

Carlos Treviño Avellaneda