
La temporada otoñal de exposiciones en el Centro de Arte 2 de Mayo (CA2M) fue inaugurada por Sol Calero y Santiago Sierra. Ambos con un discurso en lucha contra la precariedad política, pero expresado desde planos muy distintos. Las agresivas e impactantes imágenes de gente contra la pared del artista español se contraponían con las amables, pero mucho más críticas que presentó la venezolana.
El CA2M es un museo en el que la libertad expresiva es una realidad y no una ilusión, a diferencia de otros tantos centros artísticos del país. Es un espacio en el que todo tiene cabida. No es el artista el que adapta su obra a las paredes del museo, si no estas las que se amoldan a su discurso con la intención de crear una exposición mucho más impactante y convincente. El White Cube que tan denostado y criticado ha sido por estar totalmente anticuado comienza a morir en el museo mostoleño. Esperemos que también pronto llegue al Rena Sofía, como ya prometió su nuevo director Manuel Segade ,quien también estuvo a los mandos del CA2M situándolo en el mapa como uno de los museos a la cabeza de la vanguardia en la Comunidad de Madrid.
En cuanto a las exposiciones presentes en la actualidad destaca especialmente Santiago Sierra quien ya representó a España en la Bienal de Venecia de 2003 con una clara crítica política. Es encomiable su capacidad de explotar al máximo un mismo recurso sin llegar a agotarlo, proponiendo nuevas ideas, a lo cual solo tienen acceso los grandes artistas. Una primera sala con 1502 retratos de cara a la pared avisan ya del fuerte discurso político que se va a presentar en las salas contiguas. Un espacio que sobrecoge el alma como la Cueva de Altamira y en el cual se podrían estar horas mirando cada detalle como en el El Jardín de las Delicias del Bosco. Sin embargo, lo que hay a continuación resulta una decepción, no tanto a nivel visual donde consigue mantener el nivel, si no con un discurso altamente hipócrita que no defiende ninguno de los valores que busca transmitir. En vez de luchar contra la vulnerabilidad de los afectados se aprovecha de su situación de pobreza para crear sus obras. Los tatúa una larga línea negra, marcándolos de por vida a cambio de una pequeña cantidad de dinero. Además, en casos como el de las prostitutas especifica que le ha dado el dinero equivalente a una dosis de heroína a cambio de ello, con lo cual lo único que consigue es degradarlas más.
Es cierto que la segunda planta mejora lo que se puede ver en la primera, sin embargo, con lo visto ya da la sensación de caminar entre imágenes vacías. Lo más destacable es un video titulado Europa es un jardín y el resto del mundo es una jungla que resume bastante bien lo que persigue la exposición. Alguna de las obras de esta segunda parte, mucho más acertadas, consiguen recuperar el discurso que parecía haberse perdido anteriormente.

La exposición de Sol Calero es mucho más amable con imágenes cercanas a lo kitsch. El blanco y negro de Santiago Sierra se contrapone con los naranjas y azules de la venezolana. Imágenes cotidianas como la de un envase de harina PAN a tamaño real que a simple vista parecen amistosas pero que envuelven una fuerte crítica detrás. Sin embargo, lo más destacable es el autobús que ya presentó en la Bienal de Liverpool, con el que crea una obra totalmente inmersiva. Es una especie de tour mostrando las principales maravillas de su país mientras que la guía suelta algunas pullitas a la situación política de su país. De esta manera consigue mostrar una parte de Venezuela a la que no se le da tanta importancia al mismo tiempo que no pierde el discurso establecido contra la dictadura. Establece un discurso menos arriesgado que el español pero mucho más convincente, sin embargo no consigue alcanzar el impacto emocional de las imágenes Santiago Sierra ya sea para mal o para bien.