
Noemi Iglesias Barrios establece un diálogo entre sus obras y las de la colección del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Love Me Fast desde el 29 de enero hasta el 28 de abril de 2024.
En el siglo actual, las relaciones amorosas se ven envueltas por lo que vive la sociedad: el consumismo, la inmediatez, la idealización… En ocasiones todo ello se entremezcla y se confunde y hay que recordar que un envoltorio bonito no siempre promete un interior dulce. “El romanticismo ha muerto en nuestros días” dirán algunos. “El romanticismo ha sufrido cambios” responderán otros. ¿Quién no quiere vivir un cuento de hadas? ¿Quién lo vive de verdad? Toda esa imaginería y esperanza es hallada en pocas ocasiones, mientras que otras historias tienden a ser agridulces. Noemi Iglesias Barrios juega con todos estos ideales desde su propia perspectiva. Para ello, establece un diálogo entre sus obras y las de la colección del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, emplazamiento de la exposición Love Me Fastdesde el 29 de enero hasta el 28 de abril de 2024.
En la muestra, dentro del programa Kora donde cada año una artista realiza una exposición con una perspectiva de género en el museo, la joven asturiana exhibe el amor romántico a partir de diferentes registros como son los materiales (bronce, cristal o porcelana) o los soportes (visuales o audiovisuales). Iglesias no se limita a una sola disciplina, sino que ahonda en diferentes ramas del arte (escultura, video, fotografía, etc), al igual que en diversas cuestiones del tema amoroso, tratando sus versiones y complicaciones. Todo ello queda de manifiesto en las cuatro salas que componen la exposición y donde el discurso del amor va cambiando de tendencia en cuanto a las obras, incluyendo escritos en las paredes de la exposición en relación con el sentimentalismo.
Destacan, entre las obras expuestas, las realizadas en porcelana, sobresaliendo las flores en escultura. Una técnica no tan común dentro de los museos contemporáneos, más propia de las exposiciones en centros arqueológicos sobre la Antigüedad, que Iglesias ha pulido a lo largo de su carrera artística durante décadas viajando a diferentes países como China o Grecia, logrando una labor exquisita. El material permite gran plasticidad y una especial delicadeza en las manos de Noemi Iglesias generando piezas donde las flores son las protagonistas como en Hikounia (Grecia, 2023) o El mito de Europa (Bélgica, 2023). Todo ello se encuentra en continuo contraste con las piezas del propio Thyssen entre las que se encuentran obras de artistas tales como Claude Monet, cuya relación con la naturaleza es innegable. La delicadeza de las piezas y su fragilidad hace alusión a la propia debilidad del amor, que puede romperse en cualquier momento, como la porcelana. Este aspecto se muestra más desarrollado hacia el final de la exposición, donde el consumismo o la publicidad tienen mayor peso (de ahí el título de la exposición en relación con la fast food).

A través de diversas disciplinas la artista plasma las vivencias de toda la sociedad respecto a las relaciones amorosas, incluyendo algunos testimonios de casos reales en aplicaciones de citas online. Y es que todo ello es aplicable a cada uno de los visitantes, porque ¿quién no ha vivido una historia de amor ya sea con final feliz o final trágico? La conexión con el espectador es inmediata ya desde el inicio de la exposición con una escalera que lo recibe con frases que podríamos escuchar en nuestro día a día, ya sea por experiencia propia o por las vivencias de allegados. También es una muestra de cómo el siglo XXI ha afectado a las relaciones personales ya sea a través de la tecnología con aplicaciones o chats que la propia artista ha probado para crear trabajos como Quarantine (2019), previo a la pandemia.
Todo ello es tratado desde la gran habilidad de la artista, que con sus obras lanza mensajes reflexivos en los que cada uno ahonda en su interior para hallar una conexión con las piezas. La exposición, además, contó con una conferencia donde tanto la artista como la comisaria de la muestra, Rocío de la Villa, trataron la temática romántica en relación con la exhibición en un día muy señalado para ello: el 14 de febrero.

Así, la muestra posee una gran intencionalidad que pone de manifiesto la propia artista: “De mi obra me interesa que llegue el mensaje”. Se trata de una propuesta que pone de manifiesto el concepto de amor actual señalando en todo momento cómo este no siempre tiene un resultado satisfactorio, pero que es algo que inevitablemente toda la población experimentará. Para ello se genera un discurso atemporal a través de las piezas de Iglesias y las de la Colección Thyssen, entre obras de arte del pasado y actuales, en las que el amor o la naturaleza juegan un papel relevante. Además, el atractivo de la muestra también reside en la belleza de las obras, donde las flores esconden también un doble sentido como una rosa con sus espinas.

Toda esta belleza que roza lo kitsch en su estética esconde en su encanto una reflexión que une romanticismo y mercado, una especie de depuración del consenso general sobre el romanticismo que poco a poco ha ido evolucionando a medida que pasan los años. Cabe señalar que en todo momento el humor y la ironía están presentes en las piezas, ya que como la propia Iglesias admite: “Intento coger símbolos de ese imaginario y tratarlo de una manera un poco irónica y con humor”.
Noemi Iglesias Barrios logra, con sus composiciones, crear una reflexión y un pensamiento crítico y sarcástico en torno al romanticismo contemporáneo aunando sus obras con las de otros artistas anteriores. En todas ellas el amor es el protagonista, tratado desde diferentes perspectivas en cada sala, culminando con el desencanto del ideal sentimental y siendo consciente de la dura realidad, donde con una simple foto una persona decide si abrir su corazón o no a otra o donde con un click rechazas al amor y sus posibilidades.
Alejandra Sánchez Gutiérrez