
Centenario de Eduardo Chillida, uno de los artistas más importantes del siglo XX español
Eduardo Chillida fue un artista donostiarra, nacido el 10 de enero de 1924. Estuvo muy vinculado al arte de distintas formas entre las que destacan la escultura, el grabado, el trabajo con el hierro, el hormigón y el de sus escritos llenos de poesía. “¿No son la construcción y la poesía componentes esenciales de todas las artes?”, decía Chillida[1]. Pudiera parecer que esta última estuviera alejada de su principal disciplina, pero la realidad es que Eduardo tenía una forma de concebir la creación muy vinculada al proceso de la escritura, con la que se plasmaba sus ideas y reflexiones cercanas a la filosofía. Escribía cuando lo sentía, guiándose por la inspiración a lo largo de su extensa carrera. Es así como podemos ver que, a lo largo de su trayectoria, no se conservan unos escritos ordenados y lineales. Su proceso creativo, emocional y de investigación estuvieron fuertemente vinculados. Eduardo experimentaba una profunda obsesión que lo condujo a reflexionar, de manera repetida, sobre una obra que abordaba, teniendo la capacidad de representar de una forma distinta, brindando múltiples respuestas. Su compromiso con el arte y el ser era profundo y así lo reflejaba en sus escritos, muchos de ellos estructurados en forma de preguntas. Chillida escribe: “La obra para mí es contestación y pregunta”.
Sus años de juventud
Durante su juventud fue portero de fútbol en el equipo de Real Sociedad Fútbol, disputando 14 partidos. Estudió a los 19 años, arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid. Antes de haber terminado, Chillida decidió abandonar sus estudios. De este suceso se conserva una carta que le manda Chillida a Pilar Belzunce en 1945: “Mi queridísima Pili: antes de nada, te advierto que leas esta carta con detenimiento y pensando bien en lo que en ella te digo, ya que es de suma importancia para ambos. Ya sabes, pues hemos hablado alguna vez de ello, que la carrera que sigo no me gusta o mejor dicho que no siento vocación por ella; sabes asimismo la gran afición que siento por las artes plásticas, afición que se ha acrecentado enormemente en los últimos meses; todo esto te lo digo para que comprendas por qué he decidido abandonar la carrera de Arquitectura y dedicarme al arte. No pienses que obro precipitadamente, o que no he pensado en el alcance que tiene lo que voy a hacer; todo lo prefiero a pasarme la vida entera lamentándome de haber equivocado mi camino, y sufriendo al pensar por qué no seguí mi vocación (…) Siguiendo el camino del arte, raro será que tenga nunca dos reales; esto ya sabes que no es problema para mí, que estoy convencido de que el dinero no lo es todo”. Aquí se muestra el carácter intuitivo y consciente con el que, posteriormente abordaría Chillida su obra.
En 1947 centra su formación artística en la escuela de Bellas Artes en Madrid. En 1948 establece vínculo en París y empieza su producción artística. Esto además le permitirá establecer contacto con diversos artistas y apreciar el panorama cultural. En esta primera etapa de formación destaca la representación figurativa con obras como: “Forma”, “Pensador”, “Madre”, “Torso” y “Concreto”. Estas esculturas remiten a una tradición más clásica. En estas figuras se representa la anatomía humana en movimiento y esto forma parte de su exploración inicial. La escultura “Forma”, fue expuesta en el Salón de Mayo, organizada por el Museo de Arte Moderno de París, en 1949. Al nacer su primer hijo en San Sebastián, Chillida vuelve y se siente acabado pero con el apoyo de su mujer Pilar Belzunce, sigue su creación y su carrera. Chillida, como decía Pilar, no podía estar acabado porque apenas estaba empezando. Posteriormente atraviesa una fase artística más abstracta. En esta etapa investiga y crea con distintos materiales como el acero, el hierro o la madera, siendo el periodo en el cual crea alguna de sus obras más famosas como “Elegía a Pablo Gargallo”, “Lugar de encuentro III” y “Homenaje a Calder”.
Los años cincuenta
Chillida empieza a tener un alcance más internacional. Queda representado en museos y colecciones por todo el mundo. Tuvo mucho éxito y la galería de París para la que trabajaba, una de las más importantes en aquel momento, le hizo el encargo de crear muchas esculturas en serie con moldes para poder venderlas a todo el mundo. Chillida era un artista que creaba unas 15 esculturas al año, puesto que él vivía el proceso de la creación desde un lugar de investigación muy inmersivo y desde la entrega, por tanto, rechazó la idea, aludiendo a su necesidad de trabajar más tiempo con cada pieza. La ocurrencia y contrapropuesta del artista fue la de invertir los conceptos y, en vez de crear muchas obras para pocos usuarios, crear pocas obras que pudieran disfrutar muchas personas, y así fue como se le ocurrió la idea de crear las esculturas monumentales que colocaría en las grandes ciudades para que pudieran tener un alcance masivo. Fue en esta etapa cuando creó obras de carácter monumental que fueron ubicadas en lugares públicos. Esto determina el estatus que poco a poco estaba adquiriendo el artista en este momento. Las obras más relevantes son “Peine del Viento” que realiza en su ciudad natal, “Buscando la luz” en Madrid y “Topos V”, ubicada en Berlín.
En el 1954 tuvo su primera exposición monográfica en Madrid y en el 1956 en la galería Maeght en París. En el 1958 le concedieron el premio internacional de escultura de la Bienal de Venecia.
Arte y construcción colectiva. Grupo Gaur
Chillida también fue creador del grupo Gaur. Arte y construcción colectiva del 1965 al 67. Apareció como reacción a un discurso que dio Oteiza en él que mencionaba la necesidad de reconocimiento en San Sebastián a Chillida y reclamaba un espacio para los artistas vascos. Este grupo cambió la industria artística, con una nueva propuesta en donde los propios artistas gestionaban el arte y la cultura. Fue un grupo respaldado por el empresario Dionisio Barandiaran. Constituido por Amable Arias, Néstor Basterretxea, Eduardo Chillida, Remigio Mendiburu, Jorge Oteiza, Rafael Ruiz Balerdi, José Antonio Sistiaga y José Luis Zumeta. Este grupo en el 1966 hizo una exposición en la Galería Barandiaran de Donostia, donde los participantes del grupo Gaur realizaron una acción cultural pública que modificaba las formas de gestión del arte tradicionalmente establecidas. Este grupo tuvo un carácter efímero, pero aun así supuso un eje de transformación hacia la modernidad en un momento en el que no había tantas iniciativas. Aquellas palabras pronunciadas por Oteiza fueron la semilla para que más tarde Chillida pudiera colocar su obra “Peine del Viento” en la playa de Ondarreta en San Sebastián.
Chillida tiene una fuerte vinculación con el concepto de creatividad. La creatividad y la pregunta eran el motor de Chillida y esto también le hizo relacionarse y acercarse, a través de sus trabajos, a pensadores y artistas de la época como el alemán Martin Heidegger, con el que en 1969 firma el libro “El arte y el espacio”, George Braque, Jorge Guillén, Alexandre Calder o Emil Cioran. Es cierto que Chillida fue un artista y no un filósofo, pero supo en sus esculturas transmitir mensajes que fueron interpretados por filósofos, como decía Kosme de Barañano.
En su última etapa colabora con arquitectos y paisajistas. Sus obras más destacadas son “Tolerancia” y “Manos de Viento”. Desde que Chillida ganó su premio Kandinsky en 1960 hasta que muere, es nacional e internacionalmente reconocido.
Tuvo diferentes relaciones importantes por toda Europa. Tenemos constancia de su actividad a través de la relación epistolar con sus amigos. Entre ellos había filósofos, familiares, colegas, galeristas y amigos. Fue un hombre con mucha fe y una espiritualidad muy desarrollada. La filosofía también le influyó dentro de sus amistades e hizo que viviera en una constante pregunta.
La rivalidad con Oteiza
También es famosa su relación con artistas cercanos como Oteiza, quien acusó a Chillida de plagio. Oteiza fue otro gran escultor vasco, donostiarra que mantuvo una relación de rivalidad con Chillida durante toda su vida, como la tuvieron Picasso y Matisse o Tiziano y Tintoretto. Fueron reconocidos en muchos lugares los dos, primero Oteiza y luego Chillida, como por ejemplo con el Premio a Mejor Escultor, y esto creó también una rivalidad entre ellos. Oteiza acusó a Chillida de no haber aprovechado oportunidades de reconocimiento nacional y que nunca nombró a los artistas de su país. Llegó un momento en el que decidieron reconciliarse públicamente para dar una muestra de unión. Asimismo, llevaron a cabo una exposición conjunta con el fin de contribuir a la solución de las crisis ocurridas en el pasado entre los dos artistas. Su trayectoria siempre los mantuvo enfrentados, pero al mismo tiempo unidos, al ser un soporte el uno para el otro en algunos momentos. Poco después de este encuentro, los dos artistas fallecieron: Chillida en el 2002 y Oteiza en el 2003. Queda su recuerdo y su amor reflejado en su famosa fotografía del abrazo.
El hecho creativo
Distintos especialistas han analizado en qué consiste ser creativo. Hay diferentes rasgos que pueden determinar que alguien sea creativo, como por ejemplo la sensibilidad, la apertura a la experiencia o la autosuficiencia, entre otras. La definición de la creatividad consiste en la capacidad de plantearse problemas y hacerse preguntas que conduzcan a la resolución de esos mismos problemas[2]. Manuela Romo se acerca al concepto de creatividad como “una forma de pensar cuyo resultado son cosas que tienen a la vez novedad y valor”.[3] La creatividad, por tanto, la relacionamos con una gran capacidad de concentración que se genera en el interior de los individuos. Esta capacidad es la que posee Chillida. La pregunta siempre es la más creativa de las conductas según Alex Osborn. Chillida, a la hora de abordar un proceso creativo, decía: “Hay que dejar que el material se exprese libremente, el artista puede manipular el material con sus herramientas, pero sólo con su consentimiento”…“Todo mi trabajo es hijo de la pregunta. Soy un especialista en preguntas.”
Temática
Los temas principales en las obras de Chillida varían a lo largo de toda su vida, pero estaban basados en contrarios como:
Espacio positivo – Espacio negativo
Espacio lento – Espacio rápido
Espacio limitado – Espacio inmenso
Espacio encadenado – Espacio libre
Espacio diverso – Espacio uno
Espacio pesado Espacio liviano
Espacio ahora . Espacio siempre
Espacio convexo – Espacio cóncavo[4]
Tenía una fuerte vinculación con la naturaleza y el artista dedica a este tema algunos de sus poemas y escritos. Si apelamos a un ejemplo, tenemos el mar. “Aquí a mi maestro la mar. He nacido frente a ella, algo que me ha impulsado siempre a penetrar en su misterio, a contemplarlo como un universo dotado de sus propias leyes. La mar es siempre la misma, pero de distinta forma, como la música de Bach.”[5].
“El proceso de creación surge siempre de una pregunta, de un conflicto vagamente sentido, de un problema no declarado que se anuncia.” Manuela Romo.

Reconocimientos y legado
De esta manera tuvo varios reconocimientos y premios más, además de los ya mencionados, la Medalla de Oro al Mérito de Bellas Artes en Madrid en 198. También el Grand Prix des Arts et Letres de París o el Premio Imperial Japonés en 1991.
El legado de este artífice es inmenso. Numerosos artistas se han inspirado en sus esculturas para crear y sigue siendo un artista contemporáneo por su filosofía y sus trabajos que pueden seguir apreciándose en algunas ciudades.
El museo en el que está la Fundación Eduardo Chillida Pilar Belzunce, es un lugar que guarda esa atmósfera de Chillida en cada uno de sus rincones, además de albergar sus obras y guardar la esencia de esta familia. Chillida se caracteriza por estar conceptualmente definido entre el espacio y el tiempo, entre la luz y el viento vinculando las obras más clásicas con las más contemporáneas del artista. El escultor interrogaba a los materiales y entonces la respuesta era la solución que él daba a ese material. Elaborando una respuesta distinta cada vez. Chillida conecta con la naturaleza y su sonido. Así pues, la obra en su origen persigue un equilibrio con el entorno y crea un lenguaje asimétrico y atemporal, donde la permanencia y el cambio se combinan mutuamente.
Centenario
En conclusión, celebrando el centenario, entre el 2024 y el 2025 se realizarán diferentes exposiciones monográficas de Chillida. El total de exposiciones serán 14 ubicadas en diferentes lugares, desde San Sebastián, a Chile, Alemania o EEUU. Los herederos de este patrimonio tienen muy claro que su labor es la de preservar, cuidar y seguir con el legado que nos dejó Chillida para poder seguir cada uno de nosotros en esa eterna pregunta sin respuesta que es la vida. Vivir en lo complaciente de la búsqueda constante.
Termino con una frase de Chillida: “Asombro ante lo que desconozco fue mi maestro”[6]. Estar en el presente y en el inicio de los procesos constantes desde ese desconocimiento es lo que nos puede conectar a la intuición y la inteligencia y, por tanto, a la filosofía y el arte como esencia y motor de la vida.
Bibliografía
CHILLIDA, Eduardo. (2005). Escritos. Madrid. La Fábrica.
HUÉRCANOS, Juan Pablo. Grupo GAUR. Arte y construcción colectiva, 1965-67. Fundación Jorge Oteiza, 2021.
ROMO, Manuela. 2005. Psicología de la creatividad. Barcelona. Paidós.
CONDE, Luis (2012) “La personalidad creativa: un sistema complejo. Eduardo Chillida y Mihaly Csikszentmihalyi”.
MARTÍN, Alejandro. Eduardo Chillida “Las virtudes de un buen portero y un buen escultor son las mismas”. El País.
[1] CHILLIDA, Eduardo. (2005). Escritos. Madrid. La Fábrica. pág. 46.
[2] CONDE, Luis. (2012). La personalidad creativa: un sistema complejo. Eduardo Chillida y Mihaly Csikszentmihalyi. Paperback.
[3] ROMO, Manuela. (2005). Psicología de la creatividad. Barcelona. Paidós.
[4] CHILLIDA, op.cit., pág. 52
[5] CHILLIDA, op.cit., pág. 22
[6] CHILLIDA, op.cit., pág. 43
Elisa Casterà Martínez