Didi-Huberman en el Reina Sofía: repensar el romancero.

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Si alguien tenía que hacerlo ese no podía ser otro que Georges Didi-Huberman, el único capaz de articular un diálogo entre personajes que a simple vista se encuentran en las antípodas. Algunos como Aristóteles o Goya conversan con Bertolt Brecht, Yves Klein, Auguste Rodin o James Ensor en torno a algunos versos del Romancero gitano de Federico García Lorca.

En el aire conmovido resulta una idea que roza la locura y la insensatez pero que en las manos de un genio resulta un relato coherente. Ya consiguió hace años en Ante el tiempo dejar a todo el mundo atónito con el extraño vínculo que establecía entre el dripping painting de Jackson Pollock y una de las icónicas obras del artista del Renacimiento Fra Angelico. Donde la gente únicamente conseguía ver una escena religiosa el trazó consiguió fijarse en el detalle para trazar una relación con el expresionismo abstracto. Lo más bizarro es que lejos de parecer una idiotez, tenía tanto sentido que las únicas palabras que existían eran de admiración.

Lo mismo ocurre en esta exposición donde al igual que en su libro la fusión de todos los tiempos se condensan en los versos de Romance de luna, luna. En esta trepidante aventura no podían dejarle de acompañar algunos como Aby Warburg o Walter Benjamin que tanto han colaborado al desarrollo de sus obras y que se encuentran muy presentes en la exposición. Redefine cada uno de los significados de las palabras del genio español para otorgarles uno nuevo que reflexione sobre temas mucho más profundos. Un poema a cuatro manos que se articula mediante imágenes seleccionadas de manera meticulosa para crear una exposición coherente.

El anacronismo se encuentra en todas las partes de la exposición. Une todas las épocas y todos los medios posibles del arte para presentar las ideas desde distintos puntos de vista. Desde películas y fotografías hasta instalaciones, performances e incluso documentos antiguos se pueden encontrar en la exposición. Los disparates de Goya al lado de obras de Dalí cobran sentido por que reflexionan sobre temas tan profundos como la niñez, la guerra, la expresión, el gesto e incluso el espacio.

Todo esto expresado de esta manera podría parecer un batiburrillo sin ningún tipo de explicación y orden. Quizás en un inicio se puedan interpretar como temas inconexos, pero todo cobra un sentido superior cuando se llega a la finalización de la exposición.  Unas imágenes de la guerra de Siria en el que se contrarresta la felicidad de una niña recién nacida y los bombardeos de Alepo invitan a repensar todo lo dicho hasta el momento. Une todos los temas tratados en un único video para hacernos reflexionar sobre nuestra condición como seres humanos.

Por último, no podría imaginar un final posible que resultase más poético. La mítica fotografía de Cartier-Bresson de un niño en Valencia en 1933 le da el broche de oro a la que resulta una exposición espectacular. Perfecta para adentrarse y sumergirse en los versos de Lorca reproducidos mediante imágenes.

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